Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en la Argentina y provocan uno de cada tres fallecimientos. Sin embargo, el corazón da avisos que hay que saber escuchar: un dolor repentino en el pecho, quedarse sin aire mientras se realiza una actividad habitual, perder de manera súbita el conocimiento o sentir palpitaciones asociadas a un latido acelerado o irregular.
Cada 29 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Corazón, una fecha impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para generar conciencia y reducir la mortalidad prematura por enfermedades cardiovasculares.
“Ante la presencia de dolor de pecho, que puede sentirse como opresivo e irradiarse a la espalda, mandíbula, oído, estómago y brazos, se puede sospechar de un evento coronario agudo. Este dolor suele aparecer al hacer esfuerzos y desaparecer en pocos minutos al cesar la actividad. Cuando el dolor se presenta y dura más de 10 minutos se debe consultar a la brevedad a un sistema de emergencia”, detalló el doctor Juan Pablo Costabel (MN 119.403), jefe de la Unidad Coronaria e Internación del ICBA.
Los problemas coronarios agudos se producen por la “rotura” de una placa de colesterol dentro de una arteria coronaria. Dentro de estas patologías, se incluyen las anginas inestables y los infartos de miocardio. En ambas, se reduce el flujo sanguíneo que llega al corazón. El tiempo que se tarde en iniciar el tratamiento tiene una incidencia directa en el pronóstico, ya que cuanto antes se restituya el flujo sanguíneo, antes se limita el daño cardíaco.
Cada minuto cuenta. “Los pacientes suelen demorar la consulta médica frente a las dudas que le generan los síntomas y esa es la principal razón del atraso de la apertura coronaria. Es por ello que frente a la aparición de síntomas lo más importante es consultar rápidamente al servicio de emergencias médicas, idealmente a través del llamado a un servicio de ambulancias”, destacó Costabel.
Falta de aire
Además del dolor en el pecho, la disnea o dificultad respiratoria y la fatiga también pueden estar indicando una angina de pecho atípica o alguna cardiopatía, por lo que demandan una evaluación médica.
Pérdida de conocimiento
El mareo es un síntoma muy inespecífico y puede deberse a distintas causas. En ocasiones, es la situación previa al síncope, y puede estar acompañado por pérdida de conocimiento.
Latidos acelerados o irregulares
Las palpitaciones o sensación de que el corazón no late con normalidad podrían referir a una arritmia y lo habitual es que tengan un significado benigno, pero también podrían estar advirtiendo sobre alguna cardiopatía importante, por eso no hay que dejar de consultar siempre que se produzcan y no conozcamos su naturaleza
La fibrilación auricular es un tipo de arritmia que se caracteriza por generar un pulso irregular y frecuentemente más rápido del corazón. La persona además puede sentirse con cansancio fácil, falta de aire y mareos. En algunas ocasiones, aunque no es lo más frecuente, puede llegar a perder el conocimiento. “Es una arritmia asociada claramente a la edad, la presencia de presión alta, obesidad, sedentarismo, tabaquismo, diabetes y la práctica de deportes de alto rendimiento”, precisó el cardiólogo Fernando Scazzuso (MN 83.184), jefe de Electrofisiología y Arritmias del ICBA.
Cuando una persona percibe la presencia de esta arritmia debe concurrir a la consulta médica para que el profesional inicie su evaluación y determine cual es la mejor estrategia de tratamiento. “En general, y sin entrar en excepciones, el tratamiento se basa en la administración de fármacos antiarrítmicos y drogas anticoagulantes para evitar la principal complicación: la embolia cerebral. Si el paciente no responde a los medicamentes, el siguiente paso es la realización de una ablación para eliminar los focos que provocan esta arritmia y así poder retornar a una vida normal”,
La estenosis aórtica es una obstrucción en la salida del corazón, que imposibilita la irrigación normal del organismo. “La válvula aórtica se puede afectar por dos motivos: una forma congénita que se presenta en pacientes más jóvenes y una forma asociada a la edad avanzada que calcifica y obstruye la válvula”, detalla el doctor Fernando Cura (MN 82590), jefe de Cardiología Intervencionista del ICBA.
“La mejor forma de diagnosticar una estenosis aórtica severa es mediante el relato del paciente, quien percibe los síntomas. A través de los estudios complementarios, se detecta la afección de la válvula. El más completo es la ecografía doppler color, que permite visualizar todas las estructuras del corazón y comprender el funcionamiento”, explica.
Las formas de tratamiento son dos: el reemplazo quirúrgico de la válvula aórtica, que se realiza en pacientes jóvenes o el implante valvular mediante catéteres que se realiza en pacientes de edad avanzada. “Estos dos métodos adecuadamente aplicados deberían llevar al paciente a una vida normal de una forma rápida y segura”, concluye Cura
El cardiólogo Fernando Scazzuso (MN 83.184), Jefe de Electrofisiología y Arritmias ICBA Instituto Cardiovascular, explica que se trata de una muerte inesperada, que ocurre dentro de las 24 horas de presentar síntomas. Los más frecuentes pueden ser dolor de pecho o falta de aire. “Pero muchas veces no se registra o no es referido por los familiares que el paciente haya tenido en las últimas 24 horas algún síntoma. Por lo tanto, es principalmente una muerte inesperada, de una persona aparentemente sana, que no se encuentra en un tratamiento médico ni en consulta por una enfermedad, pero de repente sufre una parada cardíaca y fallece” ,detalla.
Los pacientes que tienen mayor riesgo son aquellos que presentan comorbilidades para enfermedad coronaria, como ser la diabetes, hipertensión, obesidad y tabaquismo, principalmente cuando estas patologías de base no son tratadas debidamente. “También es más frecuente en personas que tengan antecedentes familiares de primer grado de muerte súbita o con un cardio desfibrilador implantado. Así como también en personas con enfermedades cardíacas diagnosticadas , especifica el cardiólogo Ignacio Mondragón (MN 138590), del Servicio de Electrofisiología del ICBA Instituto Cardiovascular
La muerte súbita tiene dos picos de mayor incidencia dentro del rango etario de la población. La primera se da durante la infancia y suele estar vinculada a patologías congénitas. Y después crece a partir de los 45 años, cuando la enfermedad coronaria empieza a ser más prevalente en el hombre. Entre las mujeres, en cambio, se da una década más tarde.
El doctor Scazzuso plantea que la elección de quiénes deberían realizar chequeos preventivos es un tema muy discutido dentro de la comunidad médica. “En mi experiencia todo chico que va a entrar al colegio debería tener un electrocardiograma porque allí se pueden detectar muchas patologías congénitas, como son el síndrome de QT prolongado, el síndrome de Brugada, y algunas otras canulopatías. Además de un buen examen físico porque podríamos descartar la miocardiopatía hipertrófica”, detalla.
En cuanto a los adultos, se evalúan las condiciones de salud y la edad. “En todo aquel paciente que tiene algún factor de riesgo (presión alta, obesidad, diabetes) requiere control médico y tratamiento de esa comorbilidad. Y en general, a partir de los 45 años todo el mundo debería realizar un control de salud”, plantea el jefe de Electrofisiología y Arritmias del ICBA Instituto Cardiovascular. El doctor Mondragón agrega que en caso de tener un familiar de primer grado que haya sufrido muerte súbita, se recomienda hacerlo al cumplir la mayoría de edad.
Es importante destacar que el 70% de los eventos de paro cardiorrespiratorio ocurren en la vía pública y la forma en la que reaccionen quienes están cerca puede ser determinante en la resolución del cuadro. “Puede ocurrir en cualquier lugar y momento, por lo que es fundamental conocer las señales de alerta y saber actuar en caso de una emergencia. Las señales de alerta incluyen la pérdida de conciencia, falta de respuesta, respiración anormal, dolor de pecho y pérdida del pulso”, apunta el doctor Mondragón.
La evidencia muestra que si el paro es presenciado, se duplican las chances de sobrevida; mientras que si la persona que lo presencia sabe primero activar el sistema de salud y luego realizar maniobras de RCP, las chances se triplican. El masaje cardíaco consiste en la aplicación de una fuerza que hunda el pecho unos 3-5 cm y permita la descompresión 100 veces por minuto. Se realizan ciclos de 2 minutos y, de ser posible, se debe cambiar el reanimador ya que esta acción puede generar agotamiento.